24 diciembre 2018
“Hola, Enrique” – Llevaba, quizás, diez años sin verle. Fernando, el Atienza, era el mejor fontanero de la época, con él hicimos las 344 viviendas del Garbinet, detrás del Colegio Agustinos. “Te acuerdas, Enrique, empezamos en febrero y en nochebuena estábamos poniendo en marcha los grupos de presión. Qué tiempos¡¡¡” – Dos palmadas y una dosis de nostalgia de un mundo profesional y laboral que hoy ya no se estila y/o no se encuentra. “Y lo mejor, Enrique, al margen de la ilusión pro el trabajo, eran esos momentos de compañerismo que creábamos al margen de la obra. Los partidos de fulbito de los lunes, en Agustinos, a mi aún no se me han olvidado”
Quizás lo que vivimos los de nuestra generación, sea algo que debiéramos haber sabido transmitir a “los nuevos”. No sé, a veces me siento culpable de algo sin saber muy bien de qué. ¿Estaremos a tiempo, aún, de activar esas ilusiones perdidas?
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