El viejo guerrero, la mezquindad y algo más


 

30 octubre 2018

Hoy un amigo, muy amigo me ha contado una antigua y triste historia:
 
Mayo del 2006, Azca, día triste. El guerrero, malherido, jefecito de una tribu menor, decidió advertir al gran jefe de la tribu, que su cuerpo ya no podía resistir batalla alguna y que debía pasar a la Reserva y a las prácticas de los hechiceros del mal, para que se lo arrebataran.
 
Todo iba bien, el gran jefe de la tribu accedió a facilitarle el retiro y aunque no regaló nada, o casi nada, hizo mucho con ello.
 
El guerrero se fue al frente a contarles a sus fieles que le había llegado la hora de renunciar a la batalla y que estaría allí, en su puesto, hasta que llegase el nuevo jefecito que, sin embargo, nunca llegó.
 
Advertido por un jefe de tribu mayor que la de él, el desgastado guerrero tuvo que sufrir el tener que oír que al el gran jefe de la tribu le había entrado un extraño ataque de cornamenta y que, sin saberse muy bien por qué, había empezado a despotricar del guerrero sin aparente razón alguna para ello. El jefe de tribu mayor que la de él, le insinuaba, le decía que “le parecía que”, “que él no sabía, pero que era mejor marcharse cuanto antes al Retiro y no esperar el relevo”, pues el el gran jefe de la tribu había empezado a contar cosas rarísimas sobre la veracidad del estado de salud del ya asqueado y ofendido guerrero.
 
Siete días después, el 22 de junio de 2006, el guerrero se marchó sin gran gloria, ni tributo alguno, ni de la tribu propia ni la de los grandes jefes de la misma. Solo algunos fieles, y bajo la sombra de un abedul, se despidieron fielmente de él.
 
Todos sus compañeros que obtuvieron el Retiro antes que él, fueron condecorados por sus compañeros con un troncoreloj o algo parecido. A él se lo negaron. El guerrero nunca supo por qué.
 
Palanganeros, sordos, mudos ocasionales y otros esperpentos humanos, fueron escondiéndose en el anonimato para conversar con el guerrero desde entonces. Otros más valientes y honestos, (los más cercanos entonces y ahora), siempre han estado con él.
 
Un año más tarde el guerrero pasó al censo de enfermos con enfermedades degenerativas sin posibilidad de curación y en dos años más, fue declarado incapaz para labores de comportamiento físico y audacia mental.
 
Hoy, el guerrero, vive felizmente en un pueblo de la Mediterránea intentando recordar todo lo feliz que fue, y es, con todo lo que hizo en sus batallas y afincando y compartiendo emociones y vida con algunos de todos aquellos que felizmente estuvieron con él en sus victorias y en sus derrotas.

Precisamente hoy el guerrero, compartiendo mesa con uno de sus excombatientes y uno de sus amores, hoy, mas compartidos e inesperados, se ha enterado que su troncoblog era visto por el que era el gran jefe de la tribu de sus amores. Vivir para ver.

Me aconseja mi alma querida, que culmine este cuento, (que me ha “pintado” mi mejor amigo), con una frase que cabe muy bien aquí:
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· Lo que más me preocupa no son los gritos de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin carácter, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos. (Martin Luther King)
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Ay mi mi viejo guerrero amigo, espero que vivas cien años, llámame un día y celebramos paso a paso tu caminar hasta esa otra vida a la que alguien siempre acaba mandándonos. Si quieres nos vamos juntos, de la mano, hartos de vida, de felicidad y de recuerdos … y de un buen arroçet.
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Acerca de etarrago - etfreixes

""Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta""" (Albert. Camus)
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2 respuestas a El viejo guerrero, la mezquindad y algo más

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